Última actualización en mayo 2, 2024 por Tom
Encontrar el tiempo necesario para hacer ejercicio y alimentar nuestro cuerpo físicamente es todo un reto. El ajetreo de nuestra vida cotidiana nos ocupa la mayor parte del día. Por eso algunos optamos por hacer ejercicio en la cama. Los noctámbulos incluso lo prefieren. La cuestión de la salud sigue girando en torno al ejercicio antes de dormir.
Correr, hacer pilates, levantar pesas o simplemente montar en bicicleta, da igual. La implicación es que estas actividades físicas aumentan la temperatura central del cuerpo, el ritmo cardíaco y estimulan las glándulas que segregan adrenalina. Todo esto es bueno, al fin y al cabo para eso hacemos ejercicio. ¿Es bueno hacer ejercicio antes de acostarse o nos dejamos engañar por nuestras reacciones corporales? Averigüémoslo.
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La respuesta a la pregunta que plantea este artículo es una cuestión de matices. Las reacciones corporales mencionadas anteriormente tienen efectos mixtos. Si ejercicio antes de acostarse te pone de los nervios, crear un intervalo de un par de horas entre el ejercicio y el momento de irse a la cama es probablemente el camino a seguir. Esto permite a tu cuerpo normalizar de forma natural los parámetros afectados por la actividad física.
Sin embargo, esto no es un evangelio. Un estudio realizado en 2011 concluyó que hacer ejercicio 35 minutos antes de acostarse no tenía efectos adversos para conciliar el sueño. Además, los médicos sugieren que hacer ejercicio antes de acostarse (o hacer ejercicio en cualquier momento del día) es beneficioso para la calidad del sueño en la gran mayoría de las personas. Los efectos adversos sólo se dan en un pequeño número de personas, normalmente las que ya padecen enfermedades que les impiden realizar una actividad física excesiva.
La conclusión es que los pros superan definitivamente a los contras cuando se trata de hacer ejercicio, independientemente de la hora del día. Sin embargo, todos somos individuos y debemos adaptarnos a las particularidades de nuestro cuerpo y nuestra mente.
Disfrutar de los ejercicios antes de acostarse es algo estupendo, pero si estamos acalorados y sudorosos, conciliar el sueño no es tarea fácil. Algunos trucos y consejos son buenos para tener en su arsenal si usted no planea girar y girar un par de horas antes de dormirse:
Duchas - Tomar una ducha fría es una buena forma de regular el aumento de la temperatura corporal. No te excedas, una ducha rápida de no más de un par de minutos será suficiente. Este truco funciona con la fiebre y más aún en este caso.
Enfriamiento - Reducir gradualmente la cantidad de estrés físico proporciona una forma natural de transición de la actividad elevada al letargo. Interrumpir bruscamente las actividades físicas no es saludable, ya que supone una sacudida para el organismo. Estas transiciones agresivas pueden tener efectos adversos en el sistema respiratorio, los músculos y la actividad de los órganos. La mejor forma de evitar estos efectos secundarios es reducir gradualmente la tensión física mediante estiramientos o ejercicios sencillos y básicos para refrescarse.
Aromaterapia - Algunos aceites, como los extractos de lavanda o pasiflora, son estupendos para calmar la mente después de un largo entrenamiento. La calma mental es igual de importante que tu estado físico. Para algunos es incluso más importante.
Respeta tu dormitorio - Si puede, evite hacer ejercicio donde duerme. La asociación mental de su dormitorio con el sueño es esencial para alimentar esa mentalidad. Y lo que es más importante, evitará los olores corporales asociados a la actividad física.
Meditación/yoga - Ideal para hacer estiramientos si los ejercicios convencionales son algo que no quieres hacer. Meditación y enseñanza del yoga son estupendas para regular el ritmo cardíaco y los niveles de adrenalina. Busca una postura que te guste e intenta concentrarte en la respiración: es crucial para conseguir el efecto que buscas.
Si goza de buena salud y desea mantenerse físicamente activo, no debería evitar los ejercicios en la cama. Los beneficios están ahí para cosecharlos. Los patrones de sueño mejorarán, la calidad de la hora de acostarse aumentará y sus niveles de estrés disminuirán. Experimenta con el tiempo, la intensidad y la variedad tanto de tus ejercicios como de las formas de conciliar el sueño. Se trata de encontrar lo que funciona para ti, no tengas miedo de probar diferentes enfoques. Buena suerte.