Comer en la cama es el capricho definitivo. Hay muchas razones por las que esta acogedora actividad puede cambiar tu vida. Para empezar, es una forma estupenda de relajarse después de un largo día. Hay algo en picar algo en la cama y ver la tele (o Netflix) que parece una deliciosa rebelión contra las reglas de la sociedad (la sociedad llamada mesa de comedor); al fin y al cabo, desde pequeños nos han enseñado que, al igual que comer y dormir, la comida y la cama no se llevan bien. Pero, ¿a quién le importan las normas cuando estás envuelto en mantas con un plato de nachos?
Otra ventaja de comer en la cama es la comodidad de todo ello. No hace falta que te levantes para ir a la cocina: tienes todo lo que necesitas al alcance de la mano. Y si te da pereza, incluso puedes pedir que te lleven la comida directamente a la cama. Además, comer en la cama puede ser una forma estupenda de hacer varias cosas a la vez: ver tu serie favorita, leer un libro o incluso trabajar, todo ello mientras satisfaces tu apetito.
Pero quizá lo mejor de comer en la cama sea el puro placer de hacerlo. Hay algo en la combinación de confort, comodidad y comida deliciosa que crea una experiencia superior a la suma de sus partes. Es como si te envolvieras en un abrazo cálido y acogedor que además sabe a pizza. ¿Qué más se puede pedir?
Aunque comer en la cama tiene sus atractivos, también hay que tener en cuenta algunos inconvenientes.
Para empezar, no es precisamente la práctica más higiénica. Admitámoslo, las migas y los derrames son inevitables cuando se come en la cama. Esto no sólo puede dar lugar a sorpresas desagradables, como encontrar una patata frita rancia debajo de la almohada, sino que también puede atraer a invitados no deseados, como hormigas y otros bichos, o incluso puede convertirse en un caldo de cultivo para bacterias y levaduras.
Otra desventaja de comer en la cama es el potencial de incomodidad. Es cierto que al principio resulta acogedor y agradable, pero al cabo de un tiempo puede que empieces a notar calambres en el cuello por encorvarte sobre el plato o que el estómago se te llena incómodamente por comer en posición horizontal. Además, si eres propenso al reflujo ácido o la acidez estomacal, comer en la cama puede empeorar esos síntomas.
Por fin, existe el riesgo de estropear la ropa de cama o los muebles. Aunque seas el comensal más cuidadoso del mundo, los accidentes pueden ocurrir: una gota de salsa, una miga que cae entre los cojines o una bebida derramada pueden dejar manchas antiestéticas difíciles de quitar. Y si comes en la cama con frecuencia, esas manchas pueden acumularse con el tiempo.
Si ha decidido tirar la casa por la ventana y darse el capricho de picar algo en la cama, aquí tiene algunos trucos y consejos divertidos y creativos para que la experiencia sea lo más agradable posible:
Uno de los mayores retos de comer en la cama es encontrar una superficie estable para equilibrar el plato y los utensilios. Un escritorio rodante puede marcar la diferencia, ya que ofrece una superficie plana y resistente que puedes ajustar al ángulo que prefieras. Además, muchos escritorios rodantes incorporan portavasos, para que puedas beber tu bebida favorita sin preocuparte de que se derrame.
Evita el desorden y la molestia de los utensilios eligiendo tentempiés que se puedan comer con los dedos, como patatas fritas, palomitas de maíz, uvas o caramelos del tamaño de un bocado. Puntos extra para los alimentos que no dejan residuos en las manos, como los palitos de pretzel o los cubitos de queso.
Si vas a comer una comida completa en la cama, una bandeja para servir puede ayudarte a tenerlo todo organizado y en el mismo sitio. Además, puede añadir un toque de elegancia a tu experiencia de picoteo: ¿quién dice que no puedes celebrar una cena elegante para uno solo en la cama?
Comer en la cama puede ser una gran oportunidad para ponerse al día con su programa favorito o leer un libro. Solo tienes que asegurarte de colocar el dispositivo o el libro de forma que no interfiera con tu tentempié.
Si te sientes atrevido, siempre puedes aceptar el desorden de comer en la cama y convertirlo en una parte divertida de la experiencia. Coloca toallitas de papel o servilletas al alcance de la mano y disfruta del placer de ensuciar un poco.
La idea de comer antes de acostarse es un tema controvertido, ya que algunos expertos sostienen que puede provocar un aumento de peso y alterar el funcionamiento del organismo. higiene del sueñoOtros sostienen que no pasa nada, siempre que se elijan los alimentos adecuados y se coma con moderación.
Por un lado, comer demasiado o consumir comidas con alto contenido en grasa, azúcar o cafeína puede dificultar que tu cuerpo se relaje para conciliar el sueño. Su sistema digestivo puede estar trabajando horas extras, causando malestar e incluso reflujo ácido. Además, unos niveles elevados de azúcar o cafeína en el torrente sanguíneo pueden hacer más difícil conciliar el sueño o mantenerlo durante toda la noche.
Por otra parte, hacer una pequeña comida antes de acostarse puede tener algunas ventajas. Para empezar, puede ayudar a estabilizar los niveles de azúcar en sangre, lo que puede evitar que te despiertes en mitad de la noche con sensación de hambre. Ciertos alimentos, como los hidratos de carbono complejos o las proteínas, también pueden favorecer la producción de serotonina y melatonina, hormonas que pueden ayudarle a sentirse tranquilo y relajado.
En última instancia, la decisión de comer antes de acostarse dependerá de sus necesidades y preferencias individuales.
Ahí lo tienes: los pros, los contras y los consejos para disfrutar de un tentempié en la comodidad de tu cama. Tanto si te gusta comer en la cama como si eres un escéptico precavido, no se puede negar el placer de saborear tu golosina favorita acurrucado bajo las sábanas. Eso sí, recuerda mantener el equilibrio, ser consciente de las porciones y, sobre todo, ¡disfrutar de cada delicioso bocado!
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